No te saltees el desayuno. Comenzá el día con una comida liviana y equilibrada.
Comé una colación a media mañana, a media tarde y a la tardecita. Comer entre las comidas mantiene estable el nivel de azúcar en sangre y disminuye el hambre (http://www.eufic.org/ “Is eating between meals good for our health?”). Que las colaciones sean sanas y en porciones chicas.
Cuanto menos procesado está un alimento, más beneficioso es para vos y menos calorías y aditivos contiene. Las mejores opciones son las frutas y verduras frescas (http://nutritionfacts.org/ “Processed Foods”). Una bolsa de uvas es más sana que una bolsa de papas fritas. Que la mitad de tus comidas y la mitad de tus colaciones sean productos frescos.
El exceso de azúcar y los alimentos muy procesados pueden hacer que aumentes de peso. Mejor, elegí frutas y verduras frescas, que son sanas, o cereales, pastas y panes integrales, como la base de tu dieta diaria. Dejá los alimentos procesados, como las tortas y las galletitas dulces, para ocasiones especiales (http://www.hsph.harvard.edu/ “Food and Diet”).
Una excelente decisión es tratar de pasar un día sin consumir calorías con lo que bebés. Es posible que no te des cuenta de cuántas calorías tienen las bebidas. Para averiguarlo, leé la información nutricional que aparece en el envase. Las calorías de las bebidas pueden acumularse rápidamente. Leé las etiquetas y date cuenta de la cantidad de calorías que estás bebiendo. Optá por tomar agua y té de hierbas en lugar de otras bebidas más cargadas de azúcar, que son ricas en calorías.
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